La Receta para Llevarte Bien con El Casero

Los inquilinos suelen ver en el propietario una especie de figura que genera cierta controversia. En función de su carácter y del trato que dispense, la relación que se establece entre ambas partes puede asemejarse a la que existe entre un bañista y una medusa: intentas acercarte y te pica. Todo son quejas, no hay rastro de facilidades. Pero sí que puede haber un leve reguero de faltas cuando se intentan comprender las causas de tanta hostilidad. Ese momento en el que la honradez se asoma al pretil de tus pensamientos para preguntarte: ¿has hecho las cosas bien como inquilino? ¿Complicaste vuestro vínculo desde el principio? Si has empezado a rebobinar la cinta hasta el inicio de la película, será porque sospechas que algo falló por tu parte desde que le diste al play. Si quieres que la concordia se instale entre los dos, hay determinados aspectos que debes contemplar para tener al casero satisfecho.

Llevarse bien con el propietario cuando tengas las llaves

Con este manual de instrucciones podrás meterte en el agua para domar carabelas portuguesas si es necesario. Aunque ahora que lo pensamos, eso es una medusa.

1. Papeles, por favor: Un propietario responsable solicitará garantías; será lo primero que haga. Y si lo piensas detenidamente, es algo totalmente lógico. A nadie le apetece “prestar” su propiedad al primero que pasa por ahí sin documentos que acrediten la solvencia de tal individuo. Por lo tanto, deberás proporcionar la documentación que te pida el casero sin que falte ningún papel, ninguna firma, ningún dígito en tus ingresos. Especialmente ningún dígito en tus ingresos.

2. No te quedes con la duda: Si lo haces, después se cometen errores cuando ya es demasiado tarde. Lo más recomendable es que cualquier duda que albergues se la comuniques al propietario. De inmediato. Debe saber contestar todas las preguntas que le formules, como aquel amigo tuyo que siempre gana al Trivial. Por eso tienes que entrar en tu nueva casa con todas los interrogantes resueltos. De lo contrario, los problemas aparecerán cuando ya estés instalado.

3. Revisa el contrato de arriba abajo: No te saltes ninguna cláusula, de verdad. Apréndete el contrato de memoria como si se tratara de una cuestión de vida o muerte. Y si nos ponemos así de trágicos es porque luego vienen las quejas a deshoras, y todo por no haber leído el documento que te entregó el casero como es debido; o por no haberle escuchado atentamente cuando lo pronunció en voz alta en tu presencia.

4. Cumple con los pagos: Si no quieres formar parte de una lista de morosos de la peor calaña, respeta los tiempos de pago cuando decides arrendar una propiedad. Si tampoco quieres verte de patitas en la calle tras unos meses de impago, cumple con lo estipulado. Y no es una amenaza, es la verdad. Puede entenderse que durante algún mes se compliquen las cosas, es comprensible. En caso de darse tal situación, házselo saber al propietario de antemano. Así podréis buscar entre los dos posibles soluciones.

5. No causes desperfectos: ¿Quieres que el casero te devuelva el depósito que entregaste al entrar a vivir en el apartamento? Pues más te vale que no provoques daños en el inmueble si quieres volver a ver ese dinero. A pesar de que no sea tu casa, tienes que cuidarla como tal. ¿A ti te gustaría que al abandonar tu propiedad los inquilinos la hubiesen dejado en mal estado? Con las paredes manchadas, las baldosas rotas, los fogones de la cocina inservibles… Pues ya sabes lo que tienes que hacer.

6. Cuida tu relación con los vecinos: Es muy posible que el propietario de la casa haya vivido en ella años atrás; también es más que probable que la comunidad de vecinos donde habitas conozca a tu casero. De ahí que lo mejor consista en mantener una buena relación con aquel que vive pegado a tu casa. No te busques problemas, pues una simple llamada telefónica de tu vecino bastará para tu celular también empiece a sonar, y seguramente en la pantalla del terminal aparezca el nombre de tu arrendador.

Con estos 6 consejos el propietario dará cualquier cosa para que no te vayas nunca de su casa.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *