¿Sabías que el 8 de diciembre es el día perfecto para comenzar a colocar los adornos de Navidad en tu hogar?
¡Vale, vale! Que no cunda el pánico, pues todavía hay mucho tiempo por delante… ¿o no?
Queda mucho tiempo si lo que quieres es darle un pequeño toque a tu casa, pero lo que buscas es que el espíritu navideño elija tu hogar en estas fechas, hay que empezar a moverse.
Y si tienes que elegir uno para comenzar, que este sea el más icónico: el árbol de navidad.
El origen milenario del árbol de Navidad
Para comprender la importancia que tiene este momento necesitas descubrir cómo ha pervivido a todo tipo de civilizaciones y ha llegado hasta nosotros de casualidad.
Después de todo, cuando comprendes que algo es de vital importancia lo haces con pasión, te vuelcas en ello y consigues un resultado inolvidable.
¿Y sabes qué? Esta Navidad vas a tener un hogar memorable. Quien ponga un pie en tu casa no lo olvidará jamás.
La idea de un árbol como decoración central de un lugar nace en suelo europeo mucho antes de que llegaran los primeros cristianos.
Los pueblos anteriores seguían un procedimiento similar para celebrar el nacimiento de Frey, dios del Sol y la Fertilidad, en unas fechas parecidas.
Total, que cuando los cristianos llegaron y quisieron imponer sus costumbres fueron muy inteligentes. Descubrieron que era más fácil absorber partes de culturas y hacerlas propias a acabar con todo lo que había.
Y así, poco a poco, el árbol de Navidad acabó por formar una parte fundamental del homenaje al nacimiento de Jesuscristo.
Cada adorno de Navidad tiene un sentido
Claro que sí. ¿Pensabas que era solo un invento de los comercios para inflarse a vender en estas fechas?
Bueno, vale, puede que parte de eso haya también mucho, pero que el consumismo y el capitalismo haya propulsado a la Navidad hasta atravesar la estratosfera no significa que en su origen tuviera una importancia más allá de los billetes.
Así que durante unos instantes quiero que finjas conmigo que nada de eso importa y que estamos por encima del bien y del mar. Ponte las gafas del espíritu navideño:
- Estrella: representa la fe que debe guiar la vida del cristiano. Así, es el símbolo de la estrella de Belén.
- Bolas: representan las manzanas de San Bonifacio.
- Luces: recuerdan a las velas que representan la luz de Cristo.
- Colores. Cada color tiene un significado propio:
- Azul: implica la reconciliación.
- Plata: representa el agradecimiento.
- Oro: significa la alabanza.
- Rojo: evoca la petición.
Todavía quedan unos cuantos días para que llegue esta maravillosa fecha, pero está a la vuelta de la esquina.
Prepara tu árbol y tus adornos, que con su presencia vas a evocar melodías y villancicos en las mentes de tus visitas.
Consigue que la magia impregne hasta el último rincón de tu hogar.