Vivir en las Afueras tiene sus Ventajas

La calma y el sosiego tan sólo pueden disfrutarse en sitios muy concretos; no se encuentran en el corazón de las grandes urbes. Es verdad, no intentes engañarte. Porque si consigues hallar algo de paz donde parece que se ha declarado una guerra con varios frentes, entonces deberías cambiar de trabajo para hacerte diplomático. El caos que se instaura en una ciudad no permite proporcionar la tranquilidad que se percibe en las afueras, en enclaves alejados del mundanal ruido. No es necesario vivir en medio del meollo para estar rodeado de ventajas, pues la calidad de vida radica precisamente en lo contrario, en aquellos beneficios intangibles que pueden gozarse en la periferia, en los pueblos, en lugares alejados del asfalto y los rascacielos.

La tranquilidad de vivir en las afueras

Por eso mismo, si estás valorando la posibilidad de mudarte al extrarradio, te servimos en bandeja de plata los siete pecados capitales para tentarte hasta conseguir que hagas las maletas:

1. Rentabilidad: Que vivir en el centro resulte más costoso que habitar en las afueras no es un secreto inconfesable; no se trata de información clasificada y no somos de la CIA. Pero es una verdad tan grande como el Edificio Coltejer. Los precios en los alrededores de la ciudad siempre han sido mucho más baratos que en los núcleos urbanos. Por lo tanto, si estás buscando rentabilidad en esta nueva etapa, te aseguramos que no tendrás que pagar tanto por una casa en el extrarradio.

2. Inmuebles nuevos y espaciosos: Los diseños de las viviendas que se construyen lejos de las urbes siguen líneas modernas, otorgando un mayor espacio para sus habitantes. Siempre es complicado encontrar apartamentos con acabados novedosos y amplias estancias en el centro, y en caso de hallarlos te costarán un ojo de la cara. En cambio, las construcciones en las inmediaciones de la ciudad se distinguen por su condición de nuevas; están ahí para que alguien entre y las estrene. ¿Quieres ser el primero en vivir en ellas?

3. Aire más puro: Cuando pensamos en una metrópoli, ¿qué nos viene a la cabeza? Así a bocajarro. Enumeremos: edificios que brotan hasta donde abarca la vista, transeúntes que acuden en estampida a su lugar de trabajo, embotellamientos en cada arteria principal de la ciudad… Pero ni rastro de vegetación, ¿no es cierto? El contacto con la naturaleza en una urbe es algo desconocido. Todo el mundo sabe lo que significa, pero nadie lo ha experimentado. De ahí que las zonas ubicadas en las inmediaciones de la metrópoli guarden más relación con las áreas verdes. La vegetación tiene más presencia, más importancia. Porque respirar un aire más puro en las afueras no es ninguna quimera.

Cuando recorras zonas como Chía sabrás a qué nos referimos.

4. Práctica del deporte: A tenor de lo dicho en el punto anterior, en todas las acepciones de extrarradio debería aparecer un concepto que acompañase su definición sin abandonarla jamás: DEPORTE. El amante del running hallará en las afueras de la ciudad multitud de enclaves donde llevar a cabo lo que más le gusta. Incluso las instalaciones deportivas suelen encontrar en los barrios el lugar donde poner su primera piedra. Tan sólo un kamikaze saldría a correr entre carros que expulsan bocanadas de humo; a nadie le apetece abrirse paso entre una muralla humana infranqueable. Recuerda: los parques y la periferia se llevan de maravilla. Son viejos conocidos.

5. Hallar serenidad: Que presten atención aquellos que desean instalar un determinado grado de estrés en su vida, pues hemos encontrado la solución perfecta para saciar vuestras apetencias: debéis mudaros a la ciudad. Porque vivir lejos de la urbe es de todo menos mezclarse con el avance rutinario de la marabunta, significa cualquier cosa que no tenga que ver con sentir una agitación constante. En las afueras trabaréis amistad con la tranquilidad y el silencio.

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6. Abandona el anonimato: ¿Alguna vez te has camuflado entre la tupida multitud al dirigirte a un punto determinado de la ciudad? ¡Si es que parece que todo el mundo avance en una misma dirección! Como un ejército de borregos gobernados por el omnipresente Gran Hermano. Nadie habla, nadie se conoce. Pues si decides trasladarte al extrarradio dejarás de sentirte como el protagonista de 1984. El verdadero espíritu vecinal estriba en las zonas alejadas de la metrópoli, en los pueblos y barrios de las afueras. Cuando aquello de charlar con el vecino y de levantar el mentón a modo de saludo se convierte en una costumbre.

7. Mascotas afortunadas: ¿Eres dueño de perros y gatos? Bueno, tampoco hace falta que tu casa se parezca al Arca de Noé. Pero si tienes animales domésticos y deseas pasearlos para que campen a sus anchas, sin aglomeraciones acechando en cada esquina ni carros cruzando la calle, el extrarradio se presenta como la tierra prometida de las mascotas.

¿Qué? ¿Creéis que podréis resistiros a tantos beneficios? Nosotros no lo pensaríamos dos veces si seguís dudando; nosotros empezaríamos a buscar a partir de YA.

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