Monta tu oficina en casa: todo lo que necesitas saber

Todos necesitamos un lugar donde trabajar en nuestra vivienda. Un espacio al que podamos acudir cuando necesitemos productividad. En definitiva, una oficina en casa. Ya sea porque seas freelance, porque en alguna ocasión te lleves el trabajo desde tu puesto o porque tengas la suerte de trabajar en remoto. Las razones son indiferentes. Lo importante es que es vital en el mundo en el que hoy vivimos.

Monta tu propia oficina en casa

Qué necesitas para tener una buena oficina en casa

Una vez asumimos que el trabajo no nos va a quedar aguardando en nuestro puesto, el siguiente paso consiste en empezar a preparar ese espacio en el que podamos sentirnos a gusto en el hogar desempeñando todas las tareas que nos queden pendientes.

Una oficina en casa es más habitual de lo que piensas. Por ello te queremos dar cuatro consejos para que la construyas a tu medida. Al final, que estés o no a gusto va a marcar la diferencia entre que seas o no productivo.

  • Una silla y un escritorios cómodos.
  • La iluminación marcará la diferencia.
  • Un toque verde de vida.
  • La computadora a una distancia prudencial.

Una silla y un escritorio cómodos

Oficina en casa, la importancia de un buen escritorio

Asume una cosa. Vas a pasar mucho tiempo sentado y trabajando en ese escritorio. Por tanto, no escojas una silla cualquiera y una mesa al azar. Si quieres tomarte en serio esto de conformar la mejor oficina en casa, vas a tener que ir con calma. Después tu espalda, tu mente y tu cuerpo, en general, te lo agradecerán.

Una recomendación es que escojas colores suaves. De esos que no te despisten, ni cansen tu mirada. La atención tiene que estar fija en el trabajo.

Una opción muy recomendable para tu oficina en casa es que cuente con una mesa motora que se levante. Lo agradecerás. Trabajar de pie es una delicia.

La iluminación marcará la diferencia

Iluminación de una oficina en casa

Apuesta por la luz natural. Es de perogrullo decirlo, pero no os imagináis la cantidad de personas del mundo que desdeñan las ventajas de la luz natural y abogan, desde el primer momento del día, por la iluminación artificial. ¡Error!

Cuando estés eligiendo la habitación para tu oficina en casa, escoge aquella que tenga las ventanas más amplias y que cuente con una mayor cantidad de horas de luz al día. Por supuesto, no dejes tu productividad a la naturaleza, sino que es necesario que lo complementen con luz artificial.

En este sentido, elige aquellas bombillas que no dañen tu mirada, que cuiden tu vista y que, además, consuman poco. ¿Has oído hablar del LED en alguna ocasión?

Un toque verde de vida

Añade una planta a la oficina en casa

La sobriedad no tiene que mantenerse siempre con nosotros. Somos personas. Con matices, con diferentes gamas de emociones. Por ello, ese minimalismo lo tenemos que destruir con un toque de color que las plantas nos pueden ofrecer de una manera maravillosa.

Las plantas son esenciales para una oficina en casa. No solo nos relajará la vista, sino que nos aportará el descanso necesario cuando lo requiramos. Piénsalo. Vas a tener que cuidarla. Por ende, siempre tendrás que dedicarle parte de tu jornada al ritual de regar y hablar. Te cambiará la vida.

La computadora a una distancia prudencial

Computadora de la oficina en casa

Al hilo de cuidar nuestra vista, todos sabemos que hoy en día es imposible realizar tarea alguna sin la tecnología. Una computadora nos esperará en el escritorio. De eso no hay duda alguna. Sin embargo, ahora la diferencia se marcará con la forma que tengamos de encarar esta realidad.

Por tanto, trata de colocarlo a una distancia prudencial y no renuncies a la nueva tecnología de gafas que nos protege la vista contra estas radiaciones. Es indiferente que seas o no portador de ellas. Si tienes unos ojos perfectos, cuídalos. Guarda las gafas únicamente ne la oficina en casa y sácales provecho cuando las necesites.

Esto es lo único que necesitas para tener una oficina en casa. De esta manera, ponte manos a la obra y prepárate tu espacio para trabajar como Dios manda.

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